Las fístulas ureteroilíacas son una causa poco común de hematuria, con una mortalidad del 7-69%, proporcional al retraso diagnóstico. La hematuria es el signo más frecuente, que puede asociarse a otros signos como el dolor lumbar por distensión de la vía urinaria por coágulos. El número, duración e intensidad de los episodios es muy variable, desde un cuadro de microhematuria crónica a la hematuria masiva anemizante que cause un shock hemorrágico.
El desarrollo de fístulas espontaneas es raro, sospechándola en pacientes con los antecedentes de cirugía oncológica abdominal o pélvica, la cirugía o patología vascular, la derivación urinaria crónica o antecedente de radioterapia pélvica. Estos factores provocan daño en los vasa vasorum de la arteria ilíaca, causando necrosis y rigidez de su adventicia, facilitando una compresión rígida del uréter.
El diagnóstico de la fístula requiere una alta sospecha clínica, dada la falta de sensibilidad de la exploración física y de las pruebas complementarias (angio-TC 60%; arteriografía selectiva 23-41%; arterografía provocadora 60-100%; pielografía retrógrada 63%).
El tratamiento de la fístula debe ser multidisciplinario, un manejo vascular y urológico para cerrarla desde ambos lados. Actualmente se presentan dos enfoques terapéuticos, la cirugía abierta y el tratamiento endovascular. Se recomienda abordaje endovascular mediante la colocación de stent y embolización de la arteria hipogástrica, dada la inestabilidad hemodinámica que suelen presentar los pacientes, su baja morbilidad y buen resultado.
Se realiza una revisión bibliográfica y se presenta un caso clínico con iconografía de una mujer de 81 años, con antecedente de cirugía oncológica ginecológica, tratada con radioterapia adyuvante, arteriopatía periférica y portadora de doble J por cólico renoureteral complicado, acude por cuadro de shock hemorrágico secundario a hematuria macroscópica explosiva, que cede en 20 minutos, con pruebas complementarias negativas.
El cuadro clínico se repite en planta, con pérdida de 5 puntos de hemoglobina en una hora. Se objetiva en un segundo angio-TC un pseudoaneurisma en arteria ilíaca externa que contacta con el uréter ipsilateral. Se decide colocar una endoprótesis vascular balón expandible, confirmando la desaparición del pseudoaneurisma en el angio-TC de control. 3 meses tras el alta, la paciente se encuentra asintomática.
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